Sería como un pequeño lugar de egocentrismo en el edificio "Yo" de la calle "Siempre".Un sitio donde jugar a quererme sea una ley y esté obligada a no llorar. Donde mis sueños se hagan realidad solo con cerrar los ojos. Un santuario. Un lugar pequeño y seguro en un mundo de egoísmo. Como un oásis en un cálido desierto; como un beso entre mis lágrimas. Un reducto de paz donde podría parar a pensar en como ser mas felíz. Donde el dolor no existiera. Donde las lágrimas se negaran a salir por miedo a molestar. Un pequeño rincón de amor propio.

2.10.11

Pedimos que el mundo de vueltas y no nos aburra, pero cuando estamos en el baile no queremos bailar. Queremos la felicidad sin el dolor y suerte sin la desdicha. Queremos todo sin querer perderlo nada. Perdimos el eje. No vemos la armonía en el caos.La confianza o la des-confianza, la duda y la certeza: ¿Cómo volves a confiar?
Sos, soy, somos necios. No podemos pedir el cielo y no hacer ningún sacrificio, derramar alguna lágrima. Vivir sin sentir. No podes hacer oídos sordos al silencio, ni gritarle a la furia. Se escapa. Se va. Se te fue el tren.
¿De qué me sirven las palabras; el perdón; el reconocimiento del error?: De nada. No cambia nada, no quita nada, sigue todo igual. Las palabras que son dichas y no ejercidas no me sirven. No te sirven. No sirven. No servís. Y a mí, ¿De qué me sirve que me entiendas? Al fin y al cabo, no cambia nada.
Vos no entendes lo que es querer, lo que es jugarse. Y yo tampoco, pero intento sentirlo, arriesgarme. Jugar para no perder.