Hablemos. Hablemos bien. Si te pregunto cómo andas no me respondas 'bien, ¿y vos?' No. Decime que estás mal. Decime qué te pasó hoy. Qué te cagó el día. Contame, en serio. No soy buena dando consejos, a lo mejor (a lo mejor no, en serio que soy malísima), pero te escucho. Eso sí sé hacer. En mí podes confiar. Abrite, puedo ver más allá de lo que me decís con las palabras. No es sólo eso, lo que te pasa va más allá, en cómo lo pronuncias, en cómo lo escribís.Dale, sincerate, en serio. No me digas 'bien'. Primero pregúntate, reflexionalo, vacíate. Te escucho. Estoy acá.
(A veces debería seguir lo que yo misma escribo)